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Iglesia católica reconoce el irreemplazable quehacer de la mujer

Tuxtla Gutiérrez. – A unas horas de conmemorarse el Día Internacional de la Mujer, monseñor Fabio Martínez Castilla invita a reflexionar sobre la contribución irreemplazable de estas.

También es un día, mencionó para hacerle eco al silencio de todas aquellas mujeres a las que ha silenciado la violencia. «Es un día para unirnos a las mujeres que, en todos los rincones del mundo, piden que cese la violencias contra ellas, y que nos ayudan a mantener la memoria, a ponerle rostro y nombre a tantas situaciones que degradan, invisibilizan, laceran la dignidad de la mujer», expresó.

Es importante, celebrar con ellas, que sostienen la vida, trabajan y cuidan la tierra, tienen la esperanza de sus comunidades, motivan el cambio, mencionó Martínez Castilla.

Lamentó que, a pesar de los avances del mundo moderno, todavía millones de mujeres siguen siendo ignoradas, explotadas y abusadas; víctimas de violencia verbal, económica, sexual, física, psicológica, que lamentablemente, con frecuencia, les arrebata la vida.

«Todo ser humano es, en esencia, el aliento de Dios, en cada uno palpita la vida del creador prolongando su gracia a la humanidad; a las mujeres les confió el cuidado, la protección y la solidaridad».

El género femenino recibió desde la eternidad la misión de portar la vida que Dios sigue insuflando en su creación que cada día se renueva en su indescriptible amor.

«La mujer es quien hace hermoso al mundo, quien lo protege y lo mantiene vivo. Trae consigo la gracia de la renovación, el abrazo de la inclusión, el coraje de dar uno mismo». Por ello, es urgente favorecer los espacios para contribuir a que la mujer sea protagonista de los cambios culturales, sociales al igual que los y eclesiales, que tanto se necesitan; tenemos que incidir e implicarnos para hacer posible que el «querer de Dios», su proyecto de Amor incluyente, llegue a todos y transforme los corazones de las familias, de los jóvenes y de la sociedad entera. Si nos importa el futuro, si soñamos con un futuro de paz, debemos dar espacio a las mujeres, puntualizó.

Sostuvo que la voz de la mujer debe ser verdaderamente escuchada y tomada en cuenta en la sociedad y la Iglesia. Finalmente encomendó a cada una de las mujeres a la protección de la Madre Santísima de Guadalupe.

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