Estilo de vida

Aprender a pedir.

Como seres sociales, una de las mayores ventajas que tenemos es la de poder ayudarnos entre nosotros. Sin embargo, hay personas que no son capaces de pedir ayuda o decir lo que necesitan. Hay varios motivos por lo que esto puede pasar.
Todas en algún momento atravesamos por momentos difíciles o simplemente por circunstancias en las que necesitamos a alguien cerca que nos eche una mano. Sin embargo, incluso en este contexto, hay personas a las que les cuesta pedir ayuda. Esta dificultad, que puede estar motivada por diferentes razones que nos bloquea el paso y nos impide avanzar, para ellas es una muestra de debilidad, carecen de las habilidades sociales necesarias para ello, no saben cómo hacerlo.
Así, terminan enfrentando todas las dificultades de manera autónoma, en ocasiones incluso prefiriendo fallar a solicitar ayuda o pedir lo que necesitan llegando a culpar a los otros del porqué no se sienten satisfechas.
Entre los motivos por los que a una persona le puede resultar tan difícil pedir están:
Creencias erróneas:
Muchas personas piensan que no debemos hacer perder el tiempo a otros ayudándonos o escuchándonos, o bien que tendrán cosas mejores que hacer que ayudarnos.

Esto es una creencia muy popular que nos aleja de los demás y de buscar su apoyo.

Falta de asertividad:
Dentro de los derechos asertivos se encuentra el derecho a pedir siendo consciente de que los demás pueden proporcionármela, o no.
Ser asertivo no es más que defender las propias necesidades, comunicando lo que se cree, piensa o necesita de forma clara y abierta.

Baja autoestima:
En relación con lo anterior, no ser capaz de pedir ayuda está relacionado con una baja autoestima, pues infravalora y omite las propias necesidades, anteponiendo las de los demás.

La baja autoestima se encuentra bajo altos niveles de autoexigencia y de superación. Por lo tanto, pedir la asistencia de otras personas solo será interpretado como una confirmación de inferioridad o debilidad.

Eximir de responsabilidad:
Otro posible motivo es pensar que si estamos mal, son los demás los que deberían ofrecernos su ayuda si así lo desean. Es común ver que a personas que le cuesta pedir atribuyen la responsabilidad a otros, haciéndoles en cierta manera culpables de que no la proporcionen.

Orgullo:
Muy relacionado con el punto anterior, el orgullo es una de las principales causas para no pedir mucho menos ayuda. Es muy satisfactorio hacer algo por uno mismo, superarse, validarse, pero esto es un arma de doble filo.

Por un lado, debido al orgullo pueden culpar a otros por la falta de ayuda, además de fracasar en la tarea. Por otro lado, el superar un obstáculo o una tarea está más enfocada a demostrar a los demás las propias capacidades, que a la satisfacción personal por haber hecho algo.

Experiencias negativas:
Puede ser que la persona pidiera ayuda sin éxito, en una o varias ocasiones anteriores. Esto, especialmente si va relacionado con los motivos anteriores, hará que la persona generalice esta experiencia y no confíe en ocasiones posteriores.

Miedo al rechazo:
Además, un gran motivo para no pedir ayuda es tener miedo a ser rechazado, a que los otros no quieran o puedan proporcionárnosla.

Esto en lugar de negar el derecho propio a pedir ayuda, niega el derecho a los demás a decir que no. Así, la persona se muestra poco comprensiva e insegura ante la posible negativa.

Cómo pedir ayuda?
En el caso de que se encuentren dificultades, una fórmula para pedir ayuda que puede ser útil es la siguiente:
Manifiesta el problema que tienes y qué necesidad te genera.
Exprésate con seguridad: igual que es cierto que no tienes derecho a exigir la ayuda, sí lo tienes ha cursar la petición.
Confiar en el otro, en sus buenas intenciones y en que será honesto, expresando de manera abierta si puede ayudarnos o no.
Ser generosos, agradecer la ayuda o la intención, aunque la ayuda no resulte efectiva para resolver el problema. Y, por supuesto, entender las razones.
A quien le cuesta pedir ayuda acaba sintiéndose sola, las personas tienden a alejarse, no alcanzan a conocerles en realidad y termina por una frustración enorme.
Por ello, es importante mentalizarse de que pedir está en nuestros derechos, y seguramente, aparte de ser útil para una misma, haga feliz a las personas que nos rodean.
Es aplicable en todos y cada uno de los ámbitos de nuestra vida y en la Sexualidad aprender y hacer propio el derecho a sentir placer, a conocer nuestro cuerpo y a explorar nuevas formas de relacionarme desde la humildad, la compasión y el respeto por lo demás.

ErikaSexóloga #SexualidadYGenero #YoSoyRedNahí

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba