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Regreso a la escuela presencial, ¿si o no?

Reflexiones muy importantes de la pediatra Paola Vidal Rojo. – Existe una enorme incertidumbre sobre el regreso a clases presenciales de los niños en nuestro país. La enfermedad de COVID-19, como muchas enfermedades causadas por virus, no desaparecen fácilmente. Es decir, podemos decir que llegó para quedarse. Entonces, ¿cómo poder establecer una nueva realidad?

Para tomar las mejores decisiones, no hay mejor herramienta que la información. Revisemos algunos datos interesantes:
De acuerdo con la Academia Americana de Pediatría, los casos de COVID-19 en niños y niñas corresponden al 10 al 20% del total de casos.

De 1.3 a 3.6% de ellos necesitarán hospitalización.

La mortalidad es de aproximadamente el 0.26%, principalmente en niños con obesidad

En México, un estudio reporta necesidad de cuidados intensivos en el 3.3% de los casos y  mortalidad de aproximadamente el 1.9%. De estos, fueron más prevalente las complicaciones en pacientes con inmunosupresión (defensas bajas) o riesgo cardiovascular.

Tratemos de poner en contexto otras enfermedades comunes en la infancia:
La influenza presenta una mortalidad del doble que COVID-19 (4.3%). Para esta enfermedad tenemos vacunas, y muchos años debemos estar convenciendo a muchos padres de familia de aplicarla, pues genera mucha incertidumbre.

Un accidente es ligeramente más probable que cause mortalidad que el COVID-19 (2.66%)

Las diarreas mal manejadas pueden causar mortalidad en el 2.03% de los niños y niñas.

Se calcula que aproximadamente 81% de los hogares con hijos de 0 a 3 años dejaron de vacunarlos por miedo al contagio, dejándolos desprotegidos de otras enfermedades contagiosas graves y con alta mortalidad.

También se ha visto una baja tasa de infección de los niños como vectores. Es decir, solamente el 5% de los casos de infección en adultos habían sido contagiados por un niño o niña.

Por otro lado, la cuarentena y el confinamiento ha generado severos problemas en nuestros niños y niñas. No se cuenta con estadísticas actualizadas en todos los aspectos, pero se han observado los siguientes efectos:
Fue notorio el rezago educativo de las clases a distancia y la deserción escolar que el INEGI contabilizó en 4.3% por calidad de la educación por pandemia y 8% por complicaciones económicas derivadas de la misma.

El incremento del uso de las tecnologías afectó la visión de muchos niños, niñas y adolescentes, además de afectar su aprendizaje al estar en contacto con contenido indeseable por muchas horas al día.

El desarrollo de habilidades sociales fue truncado al dejar de convivir de forma presencial con los compañeros de la escuela u otros amigos.

El aprendizaje del lenguaje, comportamientos o actitudes que pudieran darse por imitación de otro niños y niñas también se vieron afectados. 

Disminuyó la actividad física lo que impactó en el estado nutricional de los niños y niñas, incrementando la obesidad infantil del 34% al 39%.

Incrementaron los diagnósticos de ansiedad y depresión en la edad infantil y adolescente.

Esta alteración de la salud mental ocasionó también malos hábitos alimenticios, por lo que incrementó la cantidad de niños, niñas y adolescentes con obesidad.

Se reportó un incremento de la violencia familiar y el abuso sexual incrementando así el número de víctimas en los hogares hasta en un 40%.

Ya teniendo esta información a la mano, y colocándola en una balanza, ¿qué será lo más apropiado y necesario para nuestros hijos e hijas?

OJO, esto no quiere decir que se minimice el COVID-19. Toda enfermedad es importante cuidarla y atenderla a tiempo para evitar complicaciones. Nuestros hijos e hijas tendrán que incorporar a su rutina diaria el uso de cubrebocas, lavado de manos, gel antibacterial, mantener distancia y cuidar sus pertenencias personales para disminuir los riesgos de contagio de COVID-19 y otras enfermedades. Mientras ellos no puedan recibir su vacuna, será indispensable que sigan las medidas de seguridad lo mejor posible.

Con esto, los invito a realizar un análisis más profundo sobre los beneficios versus las repercusiones de mantener a nuestros hijos aún sin clases presenciales para poder tomar las mejores decisiones en casa y para nuestra sociedad en su conjunto, tanto en el presente como en el futuro.

BIBLIOGRAFÍA
American Academy of Pediatrics (2021). Children and COVID-19: State Data Report: Version: 7/22/21 (obtenido de: https://downloads.aap.org/AAP/PDF/AAP%20and%20CHA%20-%20Children%20and%20COVID-19%20State%20Data%20Report%207.22%20FINAL.pdf)

Fernández Cantón, S. Gutiérrez Trujillo, G. Viguri Uribe, R. (2012). Principales causas de mortalidad infantil en México: tendencias recientes. Bol Med Hosp Infant Mex 69(2):144-148

INEGI (2021). Encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la Educación (ECOVID-ED) 2020. Obtenido de: https://www.inegi.org.mx/contenidos/investigacion/ecovided/2020/doc/ecovid_ed_2020_nota_tecnica.pdf

Rivas-Ruiz, Rodolfo, Roy-García, Ivonne A., Ureña-Wong, Kingston R., Aguilar-Ituarte, Felipe, Vázquez-de Anda, Gilberto F., Gutiérrez-Castrellón, Pedro, Mancilla-Ramírez, Javier, & Moreno-Espinosa, Sarbelio. (2020). Factores asociados a muerte en niños con COVID-19 en México. Gaceta médica de México, 156(6), 526-532. Epub 27 de mayo de 2021.https://doi.org/10.24875/gmm.20000478

https://www.drapaovidalrojo.com/post/regreso-a-la-escuela-presencial-si-o-no

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