Interesante

Maryori Saucedo, es una hondureña, de las pocas centroamericanas que entre decenas de haitianos esperan su turno para poder agendar cita para la visa humanitaria. Mientras espera ser atendida duerme en el parque de Tapachula desde principios de diciembre tras cruzar la frontera en balsa de neumático por el río Suchiate. Desde este lunes, las calles del abandonado mercado publicó «Laureles», en la zona centro de la ciudad, se convirtió en una enorme sala de espera dónde, desde las 5 de la mañana, se forman las filas que abarcan casi medio kilómetro de asfalto. Ahí, los extranjeros duermen bajo cartones, despiertan, comen y se asean para ser los primeros en pasar a la improvisada oficina de la COMAR, donde seis funcionarios atienden bajo una lona blanca, desde las 8 de la mañana hasta las 16:00 horas.

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