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En las tumbas más antiguas del Panteón de Berriozabal, descansan la señora, Filiberta Aguilar de Montesinos, la niña, Noemí Montesinos y Consuelo de Gutiérrez

Se trata de lápidas de 1932, 1950 y 1954. Son las más antiguas de este cementerio, explica un hombre que forma parte de la cuadrilla de “panteoneros”.

Han transcurrido años, y hay tumba que se le han borrado las letras para saber quién está sepultado ahí, por lo tanto no es posible conocer más detalles.

El camposanto de Berriozábal, esta en una parcela no asignada, de acuerdo al Registro Agrario Nacional (RAN). Sin embargo, es el Ayuntamiento Municipal, quien mantiene el control de ese espacio.

De acuerdo a la directora del Panteón, Dora Alemán, en lo que va de esa administración, un total de 263 personas muertas han sido sepultados aquí.

Actualmente, los espacios son vendidos en 750 pesos, esto solo para quienes ya tienen un familiar ha fallecido. Se realiza un pago anual de 50 pesos, por concepto de perpetuidad.

El panteón de Berriozábal, se caracteriza por preservar sus amplias calles al interior, pues es posible que al interior transiten carros y mototaxis.

De las personas que prefieren caminar por este cementerio, disfrutan de hacerlo bajo la arboleda de caobilla, benjamín y pinos.

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