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Cientos de personas en movimiento y de diferentes nacionalidades a diario cruzan el río Suchiate para llegar a territorio mexicano

Con una mochila en los hombros, entre 12 y 15 personas, se trepan a las balsas hechas de manera artesanal: dos cámaras de neumáticos y sobre estas, aproximadamente de siete a ocho tablas, cargan a hombres, mujeres, niñas y niños de diferentes nacionalidades; algunos son migrantes que buscan llegar al centro y norte de México.

Asimismo, para otro gran número de gentes, el cruce del río Suchiate es parte de su diario vivir, pues es una forma de trasladarse a los campos agrícolas de Chiapas o bien, para la compra y venta de mercancía de tienda de abarrotes.

El vaivén entre México y Guatemala, a cada persona le cuesta 50 pesos.

En lo que va del año, el flujo migratorio ha ido en aumento, así lo considera un balsero de origen guatemalteco.
A ojo de buen cubero, el hombre es acertado, pues, de acuerdo a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), después de registrar 74 mil 646 solicitudes de refugio en el primer semestre de 2023, esperan a 150 mil casos al finalizar el presente año.

A orilla del río Suchiate, cientos de migrantes pernoctan en espera de una respuesta a su situación migratoria, en tanto que las autoridades, por ahora han suspendido el salvoconducto,
Sin embargo, el Instituto Nacional de Migración (INM) ha instalado un puesto a escasos metros del río Suchiate con el objetivo de enlistar a las personas de diferentes nacionalidades y trasladarlas a bordo de autobuses a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
De ese trámite y proceso, el elemento del INM, negó información a este medio de comunicación.

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