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«Me dejó inconsciente a golpes»: víctima de violencia

A través de su cuenta de Facebook, la víctima, narró:

Mi nombre es María Emilia Fernández. DNI 40020260.

Quiero hacer publica la situación, mejor dicho, PESADILLA que viví la noche del 5 de diciembre del 2020.

Hace algunos meses conocí a Máximo Nicolás Sequeira, comenzamos a salir y por cuestiones personales me mude a su casa. Al principio todo iba bien, poco tiempo después empecé a hacerme consciente de actitudes negativas como enojarse porque no me ponía la ropa que él quería, ofenderse y hacerme sentir culpa por juntarme con amigas, agredirme verbalmente por hacer cursos, o básicamente cualquier actividad que se relacione a mi crecimiento personal o bienestar.

Considerando estas actitudes, intente irme de su casa en reiteradas ocasiones. Cuando tomaba fuerzas para embalar mis pertenencias, Nicolas se desmoronaba en llanto rogando que me quede, que no lo deje, que iba a cambiar, que me amaba, que sin mi no podía estar.
Con más de la mitad de mis objetos personales en bolsas y cajas, el sábado 5 de diciembre logro hablar pasivamente con Nicolás haciéndole entender que ya no quería seguir con la relación y necesitaba irme en definitiva. En el momento se lo tomo muy bien y enseguida comenzó a hacer planes para la misma noche. Yo hable con una amiga para que me pase a buscar y acordé con Nicolás que, cuando me fuera, dejaría la llave de una de las puertas (que no tenia copia) escondida en el lugar de siempre. Mas tarde, cuando Nicolas se estaba por ir, me pide la llave de la casa manifestando que tenia miedo que yo lo dejara afuera, obviamente yo no accedí porque volvería antes que el, y en la propiedad se encontraban todas mis pertenencias.

Cuando comencé a negarme a entregarle las llaves, prometiendo que no lo dejaría afuera, se torno violento y comenzó a gritar desgarrando la voz y golpeando las paredes hasta hacer sangrar sus manos, me insultaba y ordenaba que le de las llaves de la casa porque la casa era de él y punto.

Empecé a tener miedo, estaba sacado, intente calmarlo hablándole, pero él cada vez se enojaba más. Me empujo contra el placard haciendo que me golpee, yo me subí a la cama tratando de escapar y se tiro arriba mío forcejeando mis muñecas, golpeándome, torciéndome las manos y jurando que me iba a quebrar los brazos. Lo empujé con mis piernas hasta lograr que salga de arriba mío y llegue a la cocina, ahí empezó a pedirme que le pegue a los gritos y golpeando con sus puños su pecho “PEGAME, ACA ESTA EL MAS MACHO, DALE, PEGAME HIJA DE PUTA»
En ese momento yo no pensaba en otra cosa que salir de ahí. Empezó a empujarme, queriéndome sacar de la casa. Yo, en remera y descalza me resistí pensando en que mi celular estaba adentro y me acosté en el piso intentando agarrarme de cualquier objeto. Él me tomo del cuello con sus brazos, mientras que yo arrodillada me rendía y suplicaba. En ese momento, el momento más largo de mi vida, pensé que me mataba.

Quedé inconsciente tirada en el piso, no se cuanto tiempo, me desperté como de un sueño temblando y lo vi a Nicolás afuera de la casa, rápidamente trabe la puerta y empecé a llamar a la policía, le mande un audio a mi mamá y a mi amiga (que me tenia que pasar a buscar más tatde) mientras que él se reía y me decía que era una exagerada.

Nicolás llamo a sus padres diciéndoles que vayan, que yo lo había dejado afuera de la casa y le estaba rompiendo todo, que era una loca.
Los padres: Alberto Sequeira y Francisca Vilte llegaron antes que el patrullero. Les abrí las puertas entre llanto desconsolado e impotencia. Alberto Sequeira me trató de mentirosa, incluso viendo el golpe notorio en mi cara. Por suerte, a los pocos minutos llega el patrullero, y luego, mi familia. Recién en ese momento deje de sentirme sola y con un miedo más grande que mi cuerpo. Nicolás siguió negando haberme pegado e insistía, junto con su padre, que yo me había golpeado a mi misma para acusarlo falsamente.

Hago pública esta situación porque me siento responsable de desenmascarar a personas que pueden dañar física, psicológica, y emocionalmente. Hago pública esta escena de violencia porque si la justicia no hace nada, se merece la condena social. Esta gente no puede caminar entre nosotr@s.

Esta carta, sobre todo, es para quienes están viviendo situaciones similares, NO SE QUEDEN AHÍ! Si el maltrato es psicológico, emocional, físico o de cualquier tipo, NO SE QUEDEN. A mi me tuvo que dejar inconsciente a golpes para entenderlo.
No duden… esa mala espina, esa palabra, ese insulto, esa prohibición, esa es la señal para irse.

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